Está bravo el demonio

Gustavo Gonzalez Godina / SUMARIO

“¡Aborto sí, aborto no, eso lo decido yo!” gritaban en coro algunos grupos de mujeres el domingo en su protesta. Si yo le gritara a alguna de ellas: “Te mato sí o te mato no, eso lo decido yo” ¿cuál sería la diferencia? ¿Tengo derecho a decidir si mato o no a una de esas mujeres? ¿Tienen derecho ellas a decidir si matan o no a un indefenso que aún no ha nacido?, ¿cuál de las dos vidas vale más, la de ella que ya vivió 20, 30 o 40 años, o la del bebé que apenas va a salir a conocer el mundo?

¿Legal y moralmente cuál es la diferencia, entre que una mujer decida matar a su bebé, y que yo decida matarla a ella? Moralmente no hay ninguna diferencia, ambos cometeríamos un crimen, legalmente en algunos países y en la ciudad de México a mí me castigarían y a ella no, porque en la CDMX gobierna Morena desde que se llamaba PRD y decidieron que asesinar a los bebés en el vientre no es un delito.

Lo que no deja de ser una aberración es que las mujeres, algunas, salgan a exigir su derecho a que no las maten y al mismo tiempo su derecho a matar. En que NO las maten estoy de acuerdo, nadie quiere que maten a ninguna mujer, supongo; en que tengan derecho a matar NO, jamás. Como tampoco tienen derecho a llamarle “feminicidio” a cualquier asesinato de una mujer, es un homicidio, con agravantes si los hubo, que se debe castigar más severamente como se castiga cualquier otro delito al que se le agregan los agravantes.

Los más recientes asesinatos de mujeres jóvenes y de niñas han sido cometidos por mujeres, ¿también fueron feminicidios?, ¿o solamente cuando es un hombre el asesino? ¿Por qué suponen -y aseguran- que cuando un hombre da muerte a una mujer, lo hizo sólo por el hecho de ser mujer? Con el respeto que me merecen todas las mujeres (bueno, no todas, las que destruyen monumentos y dañan templos e imágenes no me merecen ningún respeto), yo no creo que nadie mate a una mujer nada más por ser mujer, siempre hay otro motivo (que por supuesto no justifica el crimen) que origina el asesinato.

Normalmente son los celos o la enfermedad mental del asesino, lo que provoca esto que se ha dado en tipificar como feminicidio. Con frecuencia es alguien conocido de la víctima, algún familiar, su pareja o ex pareja quien le da muerte, pero no la mata por ser mujer, la mata porque tuvieron problemas previos que se fueron agravando, o porque el asesino es un psicópata, lo que no lo debe librar del castigo, de la pena máxima, de que se pudra en la prisión, pero por el delito de homicidio con agravantes, no por feminicidio, que para mí no existe. Diario llevan la cuenta de las mujeres asesinadas, pero no dicen que por cada muerta hay 100 muertos, a los varones simplemente los engloban en la estadística, cuando vale lo mismo la vida de un hombre que la de una mujer.

Es verdad que normalmente el hombre tiene más fuerza que la mujer (no siempre), y que esto le da una ventaja para someterla y dominarla (no siempre, a veces es al revés), y por eso estamos en contra del acoso, el maltrato y la violencia contra la mujer, de que las asesinen ya ni se diga, yo creo que no hay ningún hombre en sus cabales que justifique el asesinato de una mujer. De lo que estamos en contra, es de que crean que la vida de una mujer vale más que la de un hombre.

Comenzaron exigiendo igualdad y respeto, y terminaron exigiendo supremacía y el derecho a matar. Eso no es feminismo, eso en todo caso es hembrismo, que es la contraparte del machismo. Hombres y mujeres (no hembras y machos) tenemos los mismos derechos. Yo he trabajado a las órdenes de una mujer y con más compañeras que compañeros, y nunca he tenido ningún problema con eso. Pero que no me vengan a decir que vale más la vida de una mujer que la de un hombre, y que siempre que matan a una de ellas es un feminicidio, ¿y los demás asesinatos qué son, varonicidios, joticidios… o cómo les deberíamos de llamar?

Otra cosa en la que tampoco estamos de acuerdo, porque además ni siquiera la entendemos, es que algunos grupos de mujeres odien tanto a la iglesia católica y la ataquen tan rabiosamente como si fueran impulsadas por una fuerza demoniaca, exhiben frente a los templos mantas con letreros como “VIRGEN MARÍA ABORTA A CRISTO Y HAZTE FEMINISTA” y atrás de ellas en un muro dice “JESUS MACHO”, y abajo el que publicó la foto -que se nota que es morenista fanático- le agregó “Prianistas Feminazis”; o hacen una representación de la Virgen María abortando, también frente a un templo.

En la catedral de Hermosillo, Sonora la gente estaba en misa cuando llegaron las feministas y comenzaron a empujar las puertas para entrar y saquear imágenes de santos -que en otros lugares como en algunas iglesia de la Ciudad de México sacaron y destruyeron en la calle-, lo que movilizó a los católicos que participaban en la misa quienes corriendo comenzaron a atrancar las puertas de entrada apilando las bancas de la iglesia para que las enfurecidas mujeres no pudieran entrar, y como así fue, como no pudieron, comenzaron a romper todos los vidrios de la entrada, nomás volaban las piedras y los pedazos de cristal hacia dentro del templo.

¿Qué las mueve a hacer eso?, ¿qué tienen contra la iglesia católica? En un templo protestante no lo hacen, en una sinagoga tampoco, en una mezquita menos porque serían despellejadas vivas por los musulmanes, sólo contra la iglesia católica, sus templos y sus santos. “Saquen sus rosarios de nuestros ovarios”, “saquen su doctrina de nuestra vagina” gritan, ¿quién les metió rosarios en sus ovarios y doctrina en su vagina? No saben ni lo que dicen, pero lo dicen con odio, con rencor, acusan a la iglesia católica de todo, a todos los curas de pederastas, al Vaticano de financiar guerras, de lo que sea. Con todo contra la Iglesia de Cristo.

Me da la impresión de que el demonio está muy enojado y usa a estas mujeres para su venganza, no se resigna a que Cristo lo venció en la cruz hace 2 mil años y es el mismo tiempo que lleva tratando de destruir a la Iglesia que Él fundó. Y más se enoja cada vez que sufre una nueva derrota. En días pasados vi a un grupo de hombres, unos 50, rezando el Viacrucis por un camino empedrado, alguno de ellos cargaba una cruz de madera, grande, del tamaño de la que usaron para crucificar a Jesús, durante el rezo y cánticos de una estación, y luego otro lo relevaba. Todos se ponían de rodillas, en el empedrado, tras de recorrer cada tramo de cada estación.

Y los volví a ver al día siguiente, justamente el día de la protesta feminista, recorriendo el mismo camino empedrado, rezando el rosario y cantando alabanzas a la Virgen María. La mayoría eran hombres mayores, pero había unos 15 aún jóvenes, de unos 30 años o menos. Son católicos que pertenecen a la corriente tradicionalista y que se sujetan al rito tridentino (del Concilio de Trento), y que tienen muchos sacerdotes, en Sonora, en Chihuahua, Acapulco, Guadalajara… y en otros países como Argentina, Francia, Suiza, incluso en el sureste asiático.

La iglesia tradicionalista (cuyas misas son en latín) está creciendo rápidamente y eso debe tener mucho muy molesto a Satanás, que gana terreno en otros frentes, pero en éste va perdiendo la batalla. Sólo así me explico tanto odio de las mujeres hembristas contra la iglesia católica.

Odio que condenaron muchas otras mujeres en las redes sociales con la expresión: “No me representan” y que, creo, le resultará contraproducente a su movimiento feminista. Todo pasará, perderán apoyo y las seguirán matando. Y sí, parte de las mujeres que protestaron aprovecharon para mentarle la madre a López Obrador.

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